miércoles, 2 de julio de 2008
Cómo enfrentarnos con el dolor?
Lloramos con Titanic y el Rey León. Pagamos entradas para ver películas tristes o de historias trágicas, pero ninguno de nosotros deseamos ser los protagonistas de esas historias. Solo las queremos en la pantalla y bien lejos de nuestros asientos.
¿Te diste cuenta cuán pocas fotos tienes de los momentos más dolorosos de tu vida? Sin embargo allí estuvieron y dejaron marcas muy profundas.
El dolor es irrespetuoso. Irrumpe en el momento menos esperado. La verdad es que nadie esta preparado para recibir una mala noticia. No hay cursos, ni talleres, que puedan prepararte para afrontar tranquilamente una mala noticia.
El dolor llego!
Imagínate el dolor por un noviazgo que no fue. La pregunta que se hacen muchos al terminar un noviazgo es, ¿y ahora que voy a hacer?, ¿qué será de mí, sin mi novio/a? Voy a quedarme mas solo que Cruela Devil en el día del animal.
En estas circunstancias sentimos que la vida se terminó, que se desvaneció como un castillo de arena frente a un tsunami y que con él o ella se fueron muchos mas cosas que un noviazgo. Se fueron planes y sueños, se fue la compañía y el cariño.
Lo que tenemos que enfrentar ahora, es la pérdida, es lo que ya no es, lo que ahora es distinto.
¡Observa ésto!
Con un esplendido grito a lo Tarzán, dejamos el vientre de nuestra madre y nacimos.
Dejamos de ser el centro de toda la existencia de nuestra familia y nació un hermanito.
Dejamos la tranquilidad de nuestro hogar y tuvimos que ir al jardín de infantes.
Dejamos el jardín de infantes y comenzamos la primaria.
Dejamos la casa que nos vió nacer, nuestro cuarto, nuestro árbol para trepar y nos mudamos.
Dejamos a nuestras amistades y tuvimos que hacer de nuevos amigos.
Dejamos la primaria y empezamos la secundaria.
Dejamos de ser niños para ser adolescentes.
Dejamos de simpáticos para ser maduros y disciplinados.
Dejamos, dejamos, dejamos.
En algunos casos “dejamos” y en otros “nos dejan”. La vida esta compuesta de dejar y de que nos dejen y así aparecen los duelos, que son momentos de dolor, por la pérdida y porque pensamos que nuestra vida nunca será la misma.
Y los duelos suelen doler en el 100 % de los casos. Se entiende?
Frente a la pérdida de un noviazgo, a la muerte de un ser querido, hay que renunciar a lo que uno había programado y reconocer que las cosas no serán de la misma manera. Serán, pero distintas. Y esto es lo más difícil, porque no nos han enseñado a hacerlo. No nos enseñaron a enfrentarnos con la frustración de que muchas de las cosas que tendremos que vivir están muy relacionadas con el dolor.
¿Qué quiero decir con esto?
Que debemos aceptar que la vida está plagada de dolor y de pérdidas, desde las más pequeñas hasta las más grandes. Y saber que la fuerza de la pérdida no está tan relacionada con “eso” que “ya no está y dejó un vacío” sino con el tremendo trabajo de enfrentarse a que las cosas cambiaron, y se transformaron en otra cosa.
Hay que aprender a soltar lo que no fue y enfrentarse valientemente con lo nuevo. Hay que volver a construir. Eso es lo que nos hace crecer y madurar. Ese es el objetivo de los duelos en nuestra vida. Y nada de esto se hace solo, tenemos un Dios que se goza en acompañarnos.
Este es mi mensaje, que puedas descubrir que Dios quiere hacerte vivir cosas nuevas, aún en tiempos de dolor. Que El esta presente siempre y que nunca olvides que después de vivir una situación de tristeza o dolor, has crecido y madurado y nunca volverás a ser el mismo.
Adrian Intrieri
¿Te diste cuenta cuán pocas fotos tienes de los momentos más dolorosos de tu vida? Sin embargo allí estuvieron y dejaron marcas muy profundas.
El dolor es irrespetuoso. Irrumpe en el momento menos esperado. La verdad es que nadie esta preparado para recibir una mala noticia. No hay cursos, ni talleres, que puedan prepararte para afrontar tranquilamente una mala noticia.
El dolor llego!
Imagínate el dolor por un noviazgo que no fue. La pregunta que se hacen muchos al terminar un noviazgo es, ¿y ahora que voy a hacer?, ¿qué será de mí, sin mi novio/a? Voy a quedarme mas solo que Cruela Devil en el día del animal.
En estas circunstancias sentimos que la vida se terminó, que se desvaneció como un castillo de arena frente a un tsunami y que con él o ella se fueron muchos mas cosas que un noviazgo. Se fueron planes y sueños, se fue la compañía y el cariño.
Lo que tenemos que enfrentar ahora, es la pérdida, es lo que ya no es, lo que ahora es distinto.
¡Observa ésto!
Con un esplendido grito a lo Tarzán, dejamos el vientre de nuestra madre y nacimos.
Dejamos de ser el centro de toda la existencia de nuestra familia y nació un hermanito.
Dejamos la tranquilidad de nuestro hogar y tuvimos que ir al jardín de infantes.
Dejamos el jardín de infantes y comenzamos la primaria.
Dejamos la casa que nos vió nacer, nuestro cuarto, nuestro árbol para trepar y nos mudamos.
Dejamos a nuestras amistades y tuvimos que hacer de nuevos amigos.
Dejamos la primaria y empezamos la secundaria.
Dejamos de ser niños para ser adolescentes.
Dejamos de simpáticos para ser maduros y disciplinados.
Dejamos, dejamos, dejamos.
En algunos casos “dejamos” y en otros “nos dejan”. La vida esta compuesta de dejar y de que nos dejen y así aparecen los duelos, que son momentos de dolor, por la pérdida y porque pensamos que nuestra vida nunca será la misma.
Y los duelos suelen doler en el 100 % de los casos. Se entiende?
Frente a la pérdida de un noviazgo, a la muerte de un ser querido, hay que renunciar a lo que uno había programado y reconocer que las cosas no serán de la misma manera. Serán, pero distintas. Y esto es lo más difícil, porque no nos han enseñado a hacerlo. No nos enseñaron a enfrentarnos con la frustración de que muchas de las cosas que tendremos que vivir están muy relacionadas con el dolor.
¿Qué quiero decir con esto?
Que debemos aceptar que la vida está plagada de dolor y de pérdidas, desde las más pequeñas hasta las más grandes. Y saber que la fuerza de la pérdida no está tan relacionada con “eso” que “ya no está y dejó un vacío” sino con el tremendo trabajo de enfrentarse a que las cosas cambiaron, y se transformaron en otra cosa.
Hay que aprender a soltar lo que no fue y enfrentarse valientemente con lo nuevo. Hay que volver a construir. Eso es lo que nos hace crecer y madurar. Ese es el objetivo de los duelos en nuestra vida. Y nada de esto se hace solo, tenemos un Dios que se goza en acompañarnos.
Este es mi mensaje, que puedas descubrir que Dios quiere hacerte vivir cosas nuevas, aún en tiempos de dolor. Que El esta presente siempre y que nunca olvides que después de vivir una situación de tristeza o dolor, has crecido y madurado y nunca volverás a ser el mismo.
Adrian Intrieri
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2 comentarios:
MUY BUENO!!!
Gracias Adrián por compartir de lo mucho que Dios te da y bendecirnos.
Fabiana
Excelente! Verdaderamente Dios te ha bendecido grandemente para ministrar.
Muchas bendiciones, katherine Duran
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